En la antigüedad los pueblos primitivos eran guiados por la naturaleza en sus quehaceres diarios. Eran pueblos orientados a la agricultura e necesitaban saber la época de las lluvias, las crecidas de los ríos, la floración de las plantas, etc., para que pudieran tener éxito en la recogida de los frutos. Sabían que el corazón del tiempo latía dentro de la madre Tierra y lo único que tenían que hacer era observarla y estudiarla. Y a eso se dedicaron esos pueblos, sobretodo el egipcio, dada la importancia que tenía el río Nilo y el nivel de desarrollo de esa civilización.
El pueblo egipcio, en principio, se guió por las fases de la luna en la intención de desarrollar un sistema para dividir y marcar el tiempo, pero los calendarios lunares, basados en las fases cortas de la Luna, carecían del sentido práctico, pues no podían predecir las crecidas del río, que era un acontecimiento crucial para su subsistencia. La intuición ha hecho con que ese pueblo siguiera el movimiento solar, con fases más largas y que se ha tornado una buena referencia para estructurar lo que pretendía: un sistema fiable que sirviera de memoria y que contuviera la división del tiempo en estaciones regulares. Así, a cada 365 días llegaba siempre el día más largo en que el río Nilo regaba la tierra. De esa manera surgió el calendario solar.
Esa forma fue pasando de pueblo a pueblo hasta nuestro calendario actual, que tuvo origen en el calendario romano.
El calendario romano, según la tradición, se debió al primero de los reyes, Rómulo. Era un calendario de 10 meses que seguía el ciclo lunar de 28-29 días, empezando en marzo y terminando en diciembre.
LOS NOMBRES DE LOS MESES
Grabado abovedado dedicado a “Marcivs”
Nota 1: Los grabados dedicados a los meses romanos son de la bóveda de la estancia situada a los pies de la Real Basílica de San Isidoro de León, en donde se encuentran sus restos.
MARTIUS – el nombre de origen latino consagrado a Marte (dios de la guerra), era dado al primer mes del año romano, por el cual empezaba el buen tiempo. Era el momento de podar las viñas, como se puede apreciar en el grabado arriba con el podador trabajando con unas tijeras de podar. Marte era el protector del hombre romano, tanto en la agricultura como en la guerra. En esta época empezaban las legiones a emprender sus nuevas expediciones de conquista. Este mes tenía 31 días.
Marzo ventoso y abril lluvioso, hacen a mayo florido y
hermoso.
Grabado dedicado a “Aprilis” –
Basílica de San Isidoro de León
APRILIS – deriva del latín “aprilis”, que a su vez proviene de “aprire”, que
probablemente se origine en la voz etrusca “apru”, nombre de la diosa
Afrodita/Venus. Es el mes de la primavera, cuando todo florece, y por eso está
representado este mes en el grabado arriba como un joven con un par de brotes
en sus manos. Como mes de la primavera, estaba dedicado a la diosa. Este mes
tenía 30 días.
En
abril aguas mil.MAYUS (MAGICIS) – el tercer mes estaba dedicado a la diosa Maya, una de las siete hijas de Atlas y Pleyone; madre de Hermes/Mercurio, también se identifica con una diosa unida a Vulcano, cuya fiesta se celebraba este mes. En el grabado abajo se ve un caballero enjaezando su caballo, es decir, entrenzando las crines con adornos de cintas (jaeces). En “mayus” empezaban las fuertes campañas guerreras, si las hubiese, o los soldados se dedicaban en tiempos de paz a artes de cetrería y las artes e caballería. Era un mes de 31 días.
“Por San Fernando, en Andalucía están segando; pero por Cantabria sigue lloviendo y tronando”.
Grabado dedicado a Iunius
“Cuando Junio llega, afila la hoz y limpia la era. En junio hoz en puño. La reja de San Juan, muchos la saben pero pocos la dan”.
Grabado correspondiente a Quintilis
“Dice el labrador al trigo: para julio te espero, amigo”.
Grabado dedicado al mes Sextilis
“Tormentas en el mes de agosto, buenos racimos y mejor mosto”.
Grabado dedicado al mes
September
SEPTEMBER (SETENBER) –
el mes séptimo era llamado así, september ( de séptimo), que en español ha derivado en septiembre.
Es el mes de la vendimia, momento de recoger los frutos de la vid. El personaje
del grabado arriba lo hace con un caldero. Era un mes de 30 días.
“Si quieres tener buenas sementeras, por San
Mateo haz las primeras”.Grabado dedicado a october
OCTOBER –
octavo mes del año en el calendario primitivo romano. En latín
para decir octavo se decía “october”, que luego se transformó en “octubre”. Es
el mes de cebar a las piaras (manadas) de cerdos, tal como está representado en
el grabado de la Basílica de San Isidoro, arriba, con un campesino sacudiendo
las bellotas para que los cerdos coman. Era un mes de 31 días.
“Cuando en septiembre acabes de vendimiar, ponte
enseguida en octubre a sembrar”.Grabado dedicado al mes de november 3
NOVEMBER (NOVENBER) – al mes noveno, los romanos le llamaron “noveno”
(november). De ahí, que esa palabra pasó al castellano, derivando en “noviembre”. Mes de la matanza, como
indica el grabado arriba. Es el momento de sacrificar el cerdo que se cebaba en
el mes anterior. En la imagen se efectúa a golpe de pica, sujetándolo por una
oreja. Era un mes de 30 días.
“Noviembre acabado, invierno empezado”.
DECEMBER (DECENBER) –
décimo mes en el calendario romano primitivo, que era llamado tal como su
posición numeral ordinal, es decir, “december”, y que en español derivó en la
palabra “diciembre”. Ante una mesa
bien surtida de viandas (los víveres o comida que se sirve en la mesa), el
personaje se calienta los pies al fuego y se dispone a pasar el frío de la
mejor manera posible. Este mes tenía 30 días.
“En diciembre, se hielan las cañas y se asan las
castañas”.Hasta aquí iban los meses del año en el calendario primitivo.
PRIMERAS REFORMAS EN EL CALENDARIO ROMANO
El calendario primitivo, de origen etrusco o anterior,
era el que regía la vida de los romanos en las ciudades y en el campo.
El año constaba de 10 meses; cuatro de 31 días y seis de
30, en total 304 días. Los cuales eran divididos a su vez en décadas, es decir,
10 días (semanas de 10 días).
El día estaba dividido en 24 horas, 12 diurnas y 12
nocturnas, guiadas por el sol. El tiempo era medido por relojes de sol (solárium).
También se conocía el uso de las clepsidras, relojes de agua, parecidos a los
de arena.
Por la mañana estaba la prima, de 6 a.m a 7, la secunda de 7 a 8, la tertia de 8 a 9, la quarta de 9 a10, la quinta de 10 a 11 y la sexta de 11 a12. Por la tarde la "septima" de 12 a1, la octava de 1 a2, la nona de 2 a 3, la "decima" de 3 a4, la "undecima" de 4 a 5, la "duodecima" de 5 a 6. Por la noche la prima vigilia de 6 a9, la secunda vigilia de 9 a 12, la tertia vigilia de 12 a 3 y por último la quarta vigilia de 3 a 6 a.m. El día, era por lo tanto dividido en 24 partes.
Numa Pompilio (716-673
a.c.), el segundo de los reyes etruscos después de la muerte de Rómulo, añadió
dos meses nuevos al calendario primitivo para adecuarlo a las estaciones del
año, que fueron colocados al comienzo del año, pero una vez que la dinastía fue
expulsada en el siglo VI a.c., siguió siendo marzo el primer mes del año hasta
que a mediados del siglo II a.c. se retomó Enero. Y Februarius, dedicado a
Plutón (Februus) dios del infierno, de los muertos; al final del año, se
consagró como un rito de purificación, para que los difuntos no hicieran daño o
no molestaran. Además redujo el número de días de los meses para sumar un total
de 355 días, con lo que adaptaba el calendario al ciclo lunar. Los meses
quedarían así:
Ianuarius (29 días), Februarius (28), Martius (31), Aprilis
(29), Mayus (31), Iunius (29), Quintilis (31), Sextilis (29), September (29),
October (31), November (29) y December (29).
No existían meses con número de días par, porque los
primeros romanos los consideraban de mala suerte, excepto el mes de febrero, y por esa misma razón el año tiene
355 días, en lugar de los 354 de ciclo lunar.
Cada dos años se añadía un mes de 22 ó 23 días
(Mercedinus, o Mercedonius). Este mes se intercalaba entre el 23 y el 24 de
febrero, y los cuatro días que quedaban de febrero se consideraban incluidos en
Mercedinus. Así el año tenia un total de 366 días y cuarto. Para evitar este
desfase en el año 450 a.c. se acordó que cada ocho años se intercalara tres
veces el Mercedinus: la octoetérida. La octoetérida se fundamenta en los
cálculos que realizó Cleostrato de Tenedos en el año 500 a.c. La intercalación
y el cómputo de los años estaban en manos de los sacerdotes, quienes obraban,
según sus intereses. Las reglas de cálculo del calendario fueron secretas hasta
que Cneo Flavio las robó en el 304 a.c. El sistema era demasiado complicado y
arbitrario.
“Enero mojado, bueno para el tiempo, malo para el ganado”.
Grabado representando a Februarius
Se supone muy frío y se representa como un achacoso anciano calentándose manos y pies cerca de la lumbre.
"En febrero loco, ningún día se parece a otro".
EL CALENDARIO UNIFICADO DE JULIO CÉSAR
Para acabar con la complicación y la arbitrariedad en la medida del tiempo, el emperador Julio César decidió instaurar un calendario unificado para todos los territorios romanos, en el año 46 a.c.
Se ha basado en el calendario solar egipcio y ordenó dividir el año en 365 días, a la vez que fuera definitivamente enero, su primer mes. E instauró el año bisiesto a cada cuatro años, sumando un día más al mes de febrero, debido al desfase de 6 horas que había cada año.
Como febrero había sido el último mes del año anteriormente, le restaron días para poder ajustar el calendario a los 365 días.
La última vez que sucedió un ajuste en el mes de febrero fue para que el mes dedicado al emperador Augusto tuviera la misma importancia que el mes dedicado a Julio César. Así, para sumarle un día a agosto y que tuviera los mismos días que julio, es decir, 31 días, se le quitó un día a febrero. Entonces, febrero, que tenía 29 días, quedó definitivamente con 28 días. Esa es la explicación del por qué tenemos dos meses seguidos (julio y agosto) con 31 días, y el mes de febrero con 28.
Este calendario es conocido como calendario juliano y es usado en algunas iglesias orientales. En occidente se usó hasta 1582, año en que el Papa Gregorio XIII lo corrigió y es el que utilizamos en la actualidad.
Nota 2:
La manera de contar los días resulta al menos curiosa. El
mes lunar tenía tres fechas señaladas: las calendae (el primer día y es de
donde proviene la palabra de calendario, se correspondía con la luna nueva),
las nonae (el quinto día, se correspondía con el cuarto creciente) y los idus,
la luna llena, el decimotercer día).
Los días se denominaban dependiendo de los días que
faltasen hasta la próxima fecha señalada. Las calendas eran el primer día del
mes, las nonas eran el día 5 (excepto en marzo, mayo, julio y octubre que eran
el día 7), y los idus eran el día 13 (excepto en marzo, mayo, julio y octubre
que eran el día 15). Esta división procede del ciclo lunar.
Teóricamente las calendas corresponden al novilunio, las
nonas al cuarto creciente y los idus al plenilunio. El día anterior también se
llamaba vísperas, y el anterior a las vísperas antevísperas. Se llamaba
calendao, o avisos, el primer día porque en este día los pontífices, supuestamente utilizando una fórmula
ancestral, avisaban desde el Capitolio si las nonae caerían al séptimo o el
noveno día del mes y los idus el 13 ó 15 del mes. No existían semanas propiamente dichas, aunque se celebraba un mercado cada ocho
días, y los días entre mercados se designaban: A, B, C, D, E, F, G y H, que se
sucedían correlativamente comenzando a contar con A desde el 1 de enero.
Los romanos contaban sus años, en los documentos
oficiales, según quien gobernara, reyes cónsules o emperadores.
Fue Terencio Varrón quien estableció, definitivamente, que
la fundación de Roma había tenido lugar en el año 753 a.c. No obstante hubo
intentos anteriores como el de Fabio Pictor, que la estableció en el 747 a.c.;
Polibio, 750 a.c.; Marco Porcio Catón, 751 a.c.; y Verrio Flaco, 752 a.c.;
datos que se deben tener en cuenta a la hora de datar hechos. Tito Livio se
adhiere a la fecha de Catón, aunque en ocasiones usa la de Fabio Pictor.
Cicerón usa el cómputo de Varrón, que al final es el usado por Plinio, y el
empleado por los historiadores modernos. Esta era comenzaba el 21 de abril,
aunque normalmente se reduce al 1 de enero.
Los días festivos del calendario romano eran marcados por
el Pontifex Maximus, quien decidía cuando se podían realizar actividades
públicas y privadas.
En resumen; el calendario desde la época imperial hasta
el año 1582 con la reforma del papa Gregorio XIII, era:
Ianuarius (30 días), Februarius (28), Martius (31),
Aprilis (31), Maius (31), Iunius (30), Iulius (31), Augustus (31), September
(30), October (31), November (30) y December (31).
Cada 4 años se añade un día extra al mes de Febrero para
corregir el desfase con el calendario Astronómico; llamado año bisiesto.
REFERENCIAS:
http://www.educa.madrid.org/cms_tools/files/e0960181-14b7-4fdb-8c01-5e89f584262a/CALENDARIO%20ROMANO%20%282%29.pdf
http://www.tarraconensis.com/vidaromana/calendario/calendario.html